Para realizar este trabajo de investigación proyectaron películas y leyeron historias diseñadas para inducir emociones específicas a un grupo de 700 hombres y mujeres voluntarios, pertenecientes a diversas razas, culturas y estratos sociales. Posteriormente, proporcionaron a cada uno de ellos una silueta humana y les pidieron que marcaran con diferentes colores los puntos donde sentían más o menos actividad, encontrando evidencias de que las emociones están asociadas con una serie de fenómenos fisiológicos idénticos para todas las personas, independientemente de su género, etnia, cultura o entorno socioeconómico del que procedan.
El estudio, publicado en las Memorias de la Academia Nacional de Ciencias de EEUU, se presentó en forma de diagramas, donde el color amarillo muestra los puntos con mayor aumento de la actividad, y el azul los que tienen una actividad más reducida.
