Había una vez un ratón que estaba siempre angustiado porque sentía pánico del gato.
Un día, un mago que lo descubrió se apiadó de él y lo convirtió en un gato; pero entonces, comenzó a sentir miedo del perro. El mago se compadeció y lo convirtió en perro. Fue entonces cuando sintió miedo de la pantera. El mago sintió compasión por él de nuevo y lo convirtió en pantera. En ese preciso instante, comenzó a temer al cazador. En ese punto, el mago se dio por vencido y decidió convertirlo de nuevo en ratón al instante, dirigiéndose a él así:
"Nada de lo que haga por ti va a servirte de ayuda, porque siempre tendrás un corazón de ratón. Tu cambio comienza por la aceptación de quien eres".