Una de las cosas que tuvimos clarísimas cuando proyectábamos lo que queríamos hacer en "Ecologistas emocionales" era un huerto escolar. ¿Dónde mejor se podrían materializar, resumir y concretar la filosofía del proyecto? ¿Dónde mejor que allí, íbamos a fomentar el trabajo en equipo, comprender la necesidad de las normas de convivencia, de colaboración, promover la iniciativa personal, desarrollar sentimientos de autoestima, comprender que las diferencias son algo positivo y que aquí todos valemos, todos somos útiles? ¿Qué mejor que nuestro huerto para favorecer las actitudes de ahorro, reciclaje, reutilización, reparación...? ¿Qué mejor que nuestro huerto par entender que nuestro mundo interior y el exterior están intrínsecamente conectados, que no es posible cuidar de nuestro entorno si no cuido, respeto y mejoro mi mundo interior, y viceversa?
... Y por supuesto, ¿Hay algún espacio educativo en el centro mejor que nuestro huerto y nuestro jardín para relajarse?
¿Qué necesitábamos para montar nuestro huerto?
- Personas: las teníamos.
- Ganas de trabajar allí: también las teníamos (y las seguimos teniendo).
- Herramientas adecuadas: teníamos algunas, y con un poquito de inteligencia emocional, conseguimos que el secretario se estirara y nos dejara comprar algunas más, necesarias para empezar.
- Escoger un trozo de terreno ventilado, con suficiente luz: el terreno lo teníamos, y como teníamos ya también las herramientas, nos dispusimos a "aclarar" un poco la zona, podando el seto y cortando algunas ramas a los árboles para conseguir la ventilación (y para que nadie se saltara un ojo, mas que nada).
- Preparar la tierra: eliminamos hierbas no procedentes, nos ayudaron a remover el terreno pasando la mula mecánica y después retiramos las piedras que nos encontramos, guardándolas por si nos sirven para algo útil más adelante. ¡¡Ah!! Todo lo que hemos podado (hojas, ramas y demás) está también amontonado, con la idea de ser transformado en compost.
- Algunos plantones de productos de temporada: algunos los trajimos de nuestros propios huertos o de casa y otros los compramos a buen precio.
- Agua para regar: lo cierto es que por ahora no ha hecho mucha falta, debido a la climatología y a las características del terreno.
¿Por qué tener un huerto escolar?
1.- Porque el hecho de que los alumnos cultiven sus propios alimentos les proporciona ilusión además de aprendizaje de contenidos curriculares.
2.- Porque favorece la alimentación sana y equilibrada, sin uso de pesticidas, plaguicidas, herbicidas y otros "-idas".
3.- Porque se potencia y se conciencia sobre la importancia del consumo de productos autóctonos y de temporada, mucho más sostenibles que cualquier otro.
4.- Porque se incorporan valores de respeto, conservación, autonomía, aprovechamiento de recursos, sostenibilidad y cuidado del medio ambiente y del entorno.
5.- Porque los alumnos trabajan y conviven en un entorno natural, interactuando con él, implicándose en su cuidado al verlo como algo en lo que ellos han colaborado a crear y desarrollar.
6.- Porque promueve su bienestar psicológico y su buena salud física, favorece su entusiasmo y motivación, permite el desarrollo de las relaciones personales, y previene de forma inespecífica el estrés y los conflictos interpersonales.
Algunas fotos de nuestro huerto:
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